La fortaleza de la inteligencia emocional y social implica el ser consciente de nuestras emociones y sentimientos, así como también de las de los otros. La persona sabe cómo comportarse ante las distintas situaciones sociales, le gusta compartir cosas que son importantes para otras personas.
Conceptualmente podemos especificar tres tipos de inteligencias que estarían dentro del propio marco de la fortaleza:
– Inteligencia emocional: Habilidad para utilizar información emocional en el razonamiento. Esta información puede tener un origen interno o externo, y nos ayuda a entender y saber gestionar mejor las emociones que nos rodean.
– Inteligencia personal: Comprensión certera de uno mismo y autoevaluación, habilidad para razonar sobre los procesos internos de motivación y emoción (procesos dinámicos).
– Inteligencia social: Se refiere a las relaciones de uno con las demás personas, incluyendo las relaciones sociales que implican intimidad y confianza, persuasión, pertenencia a grupos, y poder político.
Las personas que tienen esta fortaleza desarrollada muestran niveles muy buenos de empatía. Son capaces de escuchar, atender y comprender el estado físico emocional en que se encuentra la persona con la que está interactuando. Son personas con un gran conocimiento sobre el mundo y las diferentes conductas sociales y esto les permite saber gestionar y actuar en consecuencia al estado emocional de uno mismo y de los demás.
Como dice el psicólogo Daniel Goleman, experto en inteligencia emocional y social: “Si no puedes tener empatía y relaciones efectivas, entonces no importa lo inteligente que seas, no vas a llegar muy lejos”.
Es tal la importancia de esta fortaleza, que propicia números estudios en psicología, como los de (Fernández y Extremera, 2009) que investigaron la relación de la inteligencia emocional y la felicidad. En general, sus resultados demuestran que las habilidades emocionales se relacionan con la felicidad, el funcionamiento social y el bienestar de los niños y adolescentes. Asimismo, se discuten las implicaciones educativas y se presentan pautas específicas desde la Psicología Positiva y la Inteligencia Emocional para crear escuelas positivas y emocionalmente inteligentes. De ahí que, actualmente, se estén desarrollando estrategias para enseñar y poner práctica la inteligencia emocional en escuelas, ya que una buena educación emocional traerá consigo una buena gestión de su bienestar social y psicológico.
Tomado de:
Web: https://positivat.wordpress.com/2016/04/04/inteligencia-emocional-y-social/
Fecha: 21/08/2020
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